La profesión de Abogado y el ejercicio del Derecho
El abogado es un profesional independiente que le asiste como asesor y representante en la defensa de sus derechos e intereses frente a los organismos públicos y el resto de las personas y entidades privadas. Por suerte para nosotros y los comunes, está superada la visión del abogado como un profesional que interviene únicamente en los juicios, y el ciudadano sabe que el contar con el asesoramiento previo de un abogado en la fase de la negociación de un contrato, en la formulación de una reclamación, en la mediación para resolver un conflicto, o en la preparación de un testamento o unas capitulaciones matrimoniales, por poner un ejemplo, sirve en multitud de ocasiones para evitar los gastos e inconvenientes de un juicio y resolver la cuestión que le preocupa de una forma satisfactoria.
El abogado es hoy en día más que un especialista el Leyes, es un técnico, un Perito polivalente que en función de sus áreas de especialidad, y sin ánimo exhaustivo busca solucionar una gama de problemas cotidianos para las personas naturales y jurídicas.
Usualmente cualquier persona suele tener una predisposición ambigua sobre los abogados; la primera siempre instintiva y objetiva en cierto modo positiva, como si al simple hecho de saber que alguien es abogado, adoptar hacia el un sentido de respeto y cierto aprecio por su formalidad y cultura, y luego una subjetiva, analítica y negativa "Entre abogados te veas" (no creo que haga falta explicación) ó "Los abogados son caballeros entrenados que rescatan el patrimonio de tus enemigos y se lo quedan para ellos"., en fin, puedo decir que no somos la excepción a la relación amor y odio que todo profesional tiene con la gente común y sus clientes.
La profesión del abogado es sin duda una de las obligaciones laborales mas comprometidas para con su cliente, así como un cirujano tiene la vida de su paciente en sus hábiles manos y su conocimiento de medicina y anatomía, pues un abogado puede tener en sus manos del mismo modo la vida de su cliente en muchas formas distintas; su libertad, su patrimonio, su reputación y buen nombre... Para un verdadero abogado de carrera y profesionalismo verdadero, su caso es una fusión de compromiso, que en ocasiones suele llevarle a tomar un proceso de un punto de vista muy subjetivo, lo que le obliga a llevar una pesada carga a cuestas.
No soy penalista, y en lo absoluto me ha atraído ésa rama al menos como para ejercerla, con mucho respeto para mis colegas, siempre me pareció "mucho esfuerzo, para poca paga y demasiadas lágrimas y molestias", sin embargo, la preparación y el carácter del penalista van acompañado de un gran valor y una fría posición en sus actos, el saber llevar como San Simón de Cirine aquella pesada cruz con el acusado durante todo el proceso, viviendo un viacrucis que, sea culpable o inocente el imputado y privado de libertad debe llevar, saber soportar y ver en casi primer plano Las miserias del proceso penal como las llamó Francesco Carnelutti, y aunque la mayoría de ellos parezcan tener un frio y duro corazón de hierro créanme, sufren y sienten las penas de su cliente.
En el campo del ejercicio civil, pues, tantas ramas nos adornan y nos permiten trabajar en sus diversas áreas, como lo es el campo mercantil, contratos, también está el tributario, el Derecho público y el privado internacional, etc., etc.,etc... En éstas áreas el abogado también lleva su carga pesada, su reputación está muy en juego; que un divorcio sea justo en su partición de bienes, que el deudor pague los intereses y la indexación monetaria se cumpla, que la ejecución se haga propiciamente, que tu ex esposa no te exprima los bolsillos... en fin, destruye tanto el alma de un ser humano su privación de libertad, como la banca rota o el impune desfalco de un socio traicionero.
En fin, la profesión del abogado, y el ejercicio del Derecho, son un estilo de vida apasionante, lleno de fuerza intelectual y espiritual, abarrotado de obligaciones humanitarias que como siempre, son mal pagadas por aquellos que ayudas, sin embargo, el verdadero profesional, el verdadero humanista, letrado y jurista, ese, ese verdadero abogado, es sin duda el que realizará su trabajo a cabalidad sin importarle aquello, como el Quijote, salvo que en vez de una lanza y un escudo llevamos en las manos papel y lapiz, maletines llenos de papeles en vez de caballos, y en vez de una Dulcinea a quien amar, a veces nos apegamos a un vaso de dulce Whisky para relajarnos.
Abg. Alvaro J. Lerzundy M.
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